El Diablo como actor de cine

En la religión, el diablo es el símbolo de la maldad y es nuestro mayor enemigo por que aleja a las mujeres y a los hombres del camino de Dios (es decir, nos quita clientes). El maligno cuenta con una infinidad de instrumentos para corromper nuestras almas, como mensajes ocultos en canciones, la política, los medios de comunicación, Brittney Spears, el rock pesado, los video juegos, los pecados digitales y electorales, y muchísimas cosas más, entre ellas las películas.

Durante el transcurso de la historia del cine, el diablo ha protagonizado infinidad de películas alrededor del mundo y en todos los géneros, brindándonos sus mejores actuaciones en el ámbito del terror. ¿Pero como nace el interés de Belcebú por integrarse a la comunidad fílmica mundial? Después de haber revisado muchisimos libros y filmes que tengo en mi catedral, podría decir que su carrera cinematográfica surgió de la siguiente manera:

1.- El judeocristianismo fijo los rasgos principales del diablo en la Biblia. Este proceso inició aproximadamente desde el año 1,300 A.C., hasta el fallecimiento del apóstol Juan, es decir, unos 100 años D.C. Aquí se nos presenta tooooda la historia del diablo, desde su inicio hasta su final.

2.- Aproximadamente desde siglo II D.C. y hasta los siglos XVI y XVII, se realiza una labor de interpretación de las escrituras judeocristianas (la Biblia) y sus consecuencias. En esta etapa, los ermitaños y monjes descubrieron que el diablo atacaba empleando todo un arsenal que iba desde provocar pensamientos y deseos malsanos, hasta el mismísimo ataque físico: no olvidemos que San Antonio Abad se enfrentó a puñetazo limpio contra demonios que lo agredían en su celda, o aquellas ocasiones donde se le aparecían pequeños diablitos que se echaban gases con el fin de distraerlo mientras oraba (¡!). Resumiendo: Occidente concibe a Satanás en base a las directrices fijadas por la Biblia.

3.- Más o menos en los siglos XVI y XVII surge la visión racionalista moderna, y tal visión no le concede valor a lo sobrenatural. Para el hombre moderno todo lo que existe es parte de la naturaleza, y el diablo solo es una creación folclórica producto de la ignorancia de siglos anteriores.

Sin embargo, aunque los científicos nieguen la existencia del demoño, nosotros los religiosos podemos afirmar que el príncipe de las tinieblas no ha muerto ni andaba de parranda, sino que permanece activo y su truco más astuto para convertirnos en sus víctimas, es convencernos de que no existe, para que de esta manera pueda actuar secretamente a través de diversos medios, como el cine. Así las cosas, los antecedentes del diablo como actor de terror, los podemos encontrar en películas como Haxan (Benjamin Christenssen - 1922) y Días de Ira (Carl Theodor Dreyer - 1943). A pesar de que Lucifer ya tiene años en este negocio y ha filmado bastantes películas, creo que sus mejores actuaciones las podemos encontrar en 3 películas:

EL BEBE DE ROSEMARY
(Roman Polansky - 1968). Esta cinta inauguró el cine de terror contemporáneo, por que incluyó una nueva forma de concebir a Satanás en la Tierra. Aquí el maligno se manifiesta en la vida cotidiana de un joven matrimonio común y corriente de pleno siglo XX, que vive en la cosmopolita ciudad de Nueva York. El ambiente siniestro y la tensión que inunda el filme es realmente escalofriante, y lo más resaltable es que casi no hay efectos especiales ni imágenes grotescas, solo buenas actuaciones y una historia tratada excelentemente bien.

En el libro “Adoradores del diablo y rock satánico” (Editorial Lumen México - 2002), mi colega Monseñor Corrado Balducci señala que Anton LaVey, fundador de la primera iglesia pública dedicada al culto a Satán en EU, fue el guionista de la película y que además actúa en ella. Con el dolor de mi corazón, debo corregir los datos de mi colega, ya que que la cinta esta basada en un libro escrito por Ira Levin, adaptado para la pantalla grande por el propio director Roman Polansky; por otra parte, después de revisar varias veces la película pude constatar que Anton LaVey no sale como actor, sino que durante el transcurso de la película, su imagen aparentemente solo aparece en algunas fotografías.

La pelicula esta la renta en Durango, y si espulgas en los centros comerciales, la puedes encontrar a la venta en 99 pesos.

EL EXORCISTA

(William Friedkin - 1973). No reseñaré este filme por que ya casi todo mundo lo vio, pero me gustaría destacar que si en El Bebé de Rosemary la actuación del diablo fue sutil y sofisticada, en El Exorcista se desató por completo: uno de los aspectos más memorables fue la terrible transformación física que sufre la niña al ser poseída por el demonio; sin embargo, estas imágenes extremas ya eran manejadas con anterioridad en el cine subterráneo gore (sangriento) a través de películas como Blood Feast (Hershell Gordon Lewis - 1963), The Astro Zombies (Ted V. Mikels – 1967) o The Ghastly Ones (Andy Milligan – 1968). Algunos han calificado a El Exorcista como “la obra maestra del terror”, pero considero inapropiada esta denominación por que si bien fue la primera ocasión en que las grandes masas tuvieron acceso a una película gore, hay otras propuestas del género de terror que tienen una calidad igual o superior a El Exorcista, por ejemplo y solo por nombrar algunas: Nosferatu (Murnau – 1922), Freaks (Tod Browning – 1932), Black Sabbath (Mario Bava – 1960), La Noche de los Muertos Vivientes (George Romero – 1968), La Masacre de Texas (Tobe Hoper – 1974), Suspiria (Dario Argento – 1977), El Resplandor (Stanley Kubrick – 1980), Braindead (Peter Jackson – 1992) y El Despertar del Diablo (Sam Raimi – 1982); no comentamos esta última por que no se trata de demonios judeocristianos, sino Lovecraftianos (?!).


EL DIA DE LA BESTIA

(Alex de la Iglesia - 1995). Esta excelente película española nos presenta de una manera extremadamente divertida, a un sacerdote de la iglesia católica que se percata de que el anticristo esta a punto de nacer en Madrid, España. Para detenerlo, el sacerdote une sus fuerzas con un ocultista charlatán de TV, y con un rockero heavy metalero; juntos se enfrentan al mismísimo príncipe de las tinieblas. Esta película es sumamente jocosa y no se toma demasiado en serio la cuestión maléfica, aunque si logra algunas escenas verdaderamente intimidantes.


Concluyo reflexionando que en las películas de terror donde aparece Satanás (por lo menos las que yo he visto), siempre se enfrenta contra mis camaradas de la iglesia católica, pero me gustaría ver que en alguna ocasión combatiera contra testigos de Jehová o mormones.
Por otra parte, si Mefistófeles se me apareciera con la belleza y sensual figura de la actriz Elizabeth Hurley, tal como sucedió en la película Al diablo con el diablo (Harold Ramis - 2000), estoy dispuesto a irme al purgatorio un rato, con tal de disfrutar de su feminidad ¡Chiquitita!.

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