Por otra parte, también andaba preocupado porque una rata se metio a mi catedral y ya empezó a hacer de las suyas en la cocina, dejando cacas por todos lados; además, se comió los cables del micrófono que utilizo en misa. Ya le puse un alimento envenenado que compre en la soriana, pero se me hace que más bien fueron botanas porque ya se acabó todo el frasco y no se muere.
Pos mientras mi cabeza estaba en esa tormenta filosofico-metafisica, llegué a la esquina de la calle 20 de noviembre y regato de la ciudad de Durango, en donde esta un Banorte, y ¡¡¡Me di cuenta que unas cucarachas gigantas estaban saliendo de un agujero en la pared!!!
Cuando estaba a punto de gritar para avisarle a mis congéneres humanos que estabamos siendo víctimas de una invasión insectoide, en eso me di cuenta que los animales no se movian, y al acercarme, pude percatarme que eran ¡unas cucarachas pintadas!
Obviamente que no perdi la oportunidad para tomarles una foto y mostrárselas. En lo personal considero que el graffitti daña bastante el patrimonio de la gente y da muy mala imagen en la ciudad, sin embargo, en casos inusuales como este, uno tiene que reconocer el ingenio y originalidad de los creadores. Los dibujantes de estas cucarachas hicieron una placa que ponen sobre la pared, y solo le ponen spray para crear rápidamente unas cucarachas sensacionales.
Pero lo mejor de todo, es que la otra vez me tocó ver una de estas cucarachas ¡En una patrulla de la policía preventiva! Jajaja, que intrépidos son esos cuates. En esa ocasión no me anime a sacarle una foto a la patrulla por el temor a que los pitufos me fuera a levantar por tomarle fotos a su vehículo; no queria pasar la noche en una celda con los borrachos.
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