Reseña libro - La picaresca judicial



Hace un par de meses le di un vistazo al acervo de publicaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y créanme que encontré sumamente divertido su enorme ego. Hay títulos que ofrecen análisis obsesivos sobre la vida, obra, sentencias y clases impartidas por juzgadores; o bien, hay colecciones meticulosas de moral, ética, etc. Se me hace exagerado tanto estudio; ojalá que tanta disertación produjera beneficios prontos, expeditos y concretos en la vida cotidiana de la gente.
En virtud de lo anterior, después de ver extravagantes títulos como "Los días humanos del ministro Juan Díaz Moreno", "Día del juez mexicano" u "Opiniones consultivas de asesorías y recomendaciones de la comisión nacional de ética judicial. No.4, Recomendación 01/2010 cortesía judicial (¡Qué! ¿A poco los jueces necesitan recordatorios para conducirse respetuosamente con seres inferiores... digo, con los ciudadanos?), encontré un libro que llamó mi atención: "La picaresca judicial" Achis achis ¿A poco las eminencias jurisprudenciales se pusieron al nivel de los simples mortales para hacerles el favor de compartir experiencias graciosas relacionadas con el ejercicio de sus labores? Decidí comprarlo debido a que el título me pareció un rasgo de humildad, pero OH DECEPCION.


La obra no hizo más que afirmar mi suposición de que muchos juzgadores se sienten una especie de dioses que viven en un olimpo jurídico, de tal forma que lo que para nosotros es parte de la vida cotidiana como laborar horas extras o trabajar en equipo, para ellos son situaciones inauditas y admirables.
Luego, hay dos ex ministros de la Suprema Corte, que son los consentidos de la obra: por una parte David Góngora Pimentel (y su parecido físico con el Papa Benedicto XVI), y por otra parte, la estrella indiscutible de la publicación es el finado Mariano Azuela Rivera, a quien se cita insistentemente con bombo y platillo durante todo el transcurso del libro.
Desafortunadamente creo que la publicación falla, principalmente porque sus anécdotas las podemos encontrar en cualquier otro ámbito de la vida, no se centraron lo suficiente en las particularidades del mundo de los abogados y del poder judicial.

No obstante lo anterior, si hay ALGUNAS historias muy ingeniosas y otras que me arrancaron carcajadas, las cuáles obviamente recomiendo: Voto decisivo, el hombre leyenda: Belem Torres, el Moscón, los optimistas, solo para abogadas, oferta de trabajo, casos de la vida real de abogados, un relato singular, el secretario en el avión, todo el capítulo de encuentros con la fauna, y me permitiré transcribir "Trámite a mentadas":

Se dice que en un Juzgado de Distrito, el oficial de partes recibe una promoción muy extraña y se la lleva al oficial de la sección de trámite, a cuya mesa corresponde. Éste, no obstante su experiencia, también ve extrañado la petición que se contiene en dicha promoción y acude directamente con el Juez para mostrársela y pedir indicaciones. La promoción dice:


Con la personalidad que tengo reconocida en autos, atentamente pido: Acuérdese favorablemente, que el C. Juez es un "hijo de la Ch..."; que los secretarios de ese juzgado chin... a su madre; y que los actuarios se vayan mucho a la chin...
Por lo anteriormente expuesto y fundado, atentamente pido acordar de conformidad con lo solicitado.


Atentamente.
Lic. Emerenciano Pacheco.

El Juez de Distrito tranquiliza al oficial judicial y le dice que no se preocupe, que él mismo le va a a dictar el acuerdo correspondiente, que tome nota:

Visto el escrito de cuenta, y atento a lo solicitado se provee lo conducente:
Por cuanto hace al suscrito, dígasele al promovente que no ha lugar a acordar de conformidad lo solicitado; respecto a los secretarios adscritos a éste Juzgado, córraseles traslado por el término de tres días, para que manifiesten lo que a su derecho convenga; y por cuanto hace a lo pedido para los actuarios ¡CÚMPLASE EN SUS TÉRMINOS!
Así lo proveyo y firma... etc., etc., (Con mi respeto para los actuarios).

En resumen, libro prescindible que a pesar de contar con 464 páginas de historias "pícaras" (¡y hasta dibujitos!), no logra arrancar un número proporcional de sonrisas y/o entretenimiento. No sé, tal vez deba convertirme en juez o magistrado (quién quita y hasta ministro) para entenderlo en su justa dimensión.

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