Hace muchos años cuando los durangueños eran castos y puros abundaban historias de fantasmas, aparecidos y demás fauna sobrenatural,
incluso el diablo realizaba sendas incursiones en nuestra ciudad capital.
Desde mi muy particular punto de
vista, creo que la última leyenda que surgió en Durango que preserva el estilo provinciano
de antaño (casi casi hasta ranchero), fue cuando supuestamente el diablo se
apareció en la discoteca Cyclons para echarse un bailecito, allá por 1990. A mí
me tocó vivir el ambiente de zozobra que se generó debido a ese acontecimiento
sobrenatural, y todo mundo se daba un festín propagando el chisme de boca en
boca y compartiendo sus doctas opiniones al respecto.
Enseguida voy a exponer los “hechos”,
después les comparto algunas conversaciones que al respecto sostuve con mi
amigo Manuel Lozoya Cigarroa, y concluiré con algunas consideraciones de su
Eminencia (o sea, yo).
Pues como ustedes saben, nosotros
los padrecitos andamos viendo al diablo en todas partes, porque si no
combatimos al enemigo, no habría de donde sacarle dinero a la gente para
mantener nuestro austero modo de vida. Ya ven ustedes que allá en la edad media
peleábamos con el diablo a veces incluso cuerpo a cuerpo, luego salieron hartas
brujas como si fueran cucarachas y tuvimos que organizar un escuadrón de ataque
para quemarlas vivas, y luego salieron científicos locos a quienes después ya
no pudimos contener, y siglos después apareció John Lennon y sus declaraciones
impías y luego el rock pesado con esas cosas diabólicas como el “Blanck” Metal.
Como la educación y el conocimiento empezaron a ser más accesibles para la
plebe, a principios de la década de 1990 era más difícil engañarlos, pero hubo
una coyuntura extraordinaria: surgió “el baile prohibido”.
En 1989 se popularizó
mundialmente la lambada, un ritmo brasileño que desde la década de 1970 mezclaba
cumbia y merengue para crear un baile fogoso donde las brasileñas meneaban su
colita abrazando a su pareja, dándose unos arrimones de locura. Esas danzas hubieran permanecido en las junglas brasileñas de no haber sido por un grupillo
llamado Kaoma, quienes tuvieron éxito mundial gracias a su canción llamada Chorando
se foi (en español “Llorando se fue”), chéquenlos:
Debido a que en ese tiempo en Durango ya empezábamos a ser “ciudadanos del mundo” (jajaja), pos nos empezó a llegar esa moda fuereña y nos recetaron esa canción hasta el hartazgo en portugués, español e inglés tanto en la radio como en la TV. Incluso los cines durangueños exhibieron la cinta “Lambada, el baile caliente”, y como en aquellos tiempos las funciones abarcaban 2 películas, los finos programadores cinematográficos tuvieron el acierto de acompañarla con otra cinta que tuviera el mismo nivel jarioso: “Salsa”, protagonizada por Robby Rosa (ex Menudo), nomás vean:
Después ya hasta le encontraban propiedades terapéuticas al baile prohibido (pos con esos arrempujones cómo no):
En aquellos tiempos los centros
de diversión juvenil eran las discotecas, cuyo equivalente actual serían los
antros, pero con la remarcable diferencia que las discotecas contaban con una
pista de baile (no que ahora los jóvenes nomás acuden a ponerse borrachos); y
por supuesto, los muchachos durangueños se convirtieron en expertos bailadores
de lambada. Pa’ pronto los de Cyclons, la discoteca más popular de ese tiempo,
empezaron a organizar concursos espectaculares como este:
Como toda esa orgía de baile no
tenía control, múltiples asociaciones religiosas y de padres de familia
protestamos porque esas cosas lujuriosas atentaban contra las buenas costumbres
de las familias durangueñas pero nadie hizo caso, hasta que esos impíos
pecadores se propasaron porque precisamente en la semana santa del año 1990 que cayó en abril,
Cyclons organizó una de esas reuniones provocativas, pero los asistentes
recibieron un castigo ejemplar: se les apareció el diablo en plena pista.
Circularon infinidad de versiones
sobre lo que sucedió esa noche, pero todas coinciden en que por andar de calientes
en semana santa con la lambada, Satanás estuvo en la pista de baile con una
chica provocandole severas heridas y quemaduras, para después huir en una
camioneta perseguido a toda velocidad por elementos de la policía municipal, quienes
lo perdieron en el panteón (es decir, les dio miedo entrar al camposanto para
cumplir con su deber de arrestar al maligno).
Con el paso del tiempo prevaleció la versión de la leyenda del profesor Manuel Lozoya Cigarroa, quien la plasmó como "El diablo en semana santa" en su libro Leyendas y relatos del Durango antiguo
cuarta parte, al cual remito para quien quiera conocer la historia más
detalladamente; al respecto quiero destacar que muchas personas han reproducido
el relato del profesor en internet, pero sin darle el crédito correspondiente.
Malditos perros copiones, yo los maldigo.
He de presumirles que yo era
amigo del finado Manuel Lozoya Cigarroa, quien desde mediados de la década de
1970 publicó muchos datos interesantes sobre Durango, su gente y sus tradiciones;
primero lo hizo en periódicos y luego en múltiples libros entre los cuales
destacan Leyendas y relatos del Durango antiguo. Y nomás pa’ demostrarles la calidad de la melcocha de su padrecito favorito y que
no por nada soy su Eminencia de ustedes, les enseño la dedicatoria que me
brindó Manuel Lozoya en mi colección de Leyendas:
Dentro de
las múltiples charlas que sostuve con el Profr. Lozoya Cigarroa, más o menos
allá por el año 2000 le pedí que me compartiera detalles sobre la aparición del
diablo en Cyclons. Me dijo que entrevistó a decenas de personas, incluyendo a
jóvenes que estuvieron ese día en la fiesta, pero nunca pudo dar con los
familiares de la muchacha agraviada; también me comentó que expuso la leyenda a
nivel nacional en muchas reuniones de cronistas y se quedaban maravillados que en
el umbral del siglo XXI, aun surgieran historias de ese tipo en la capital de
un estado de la república mexicana.
Yo por mi parte puedo decirles
que me deleitaba el morbo de la gente, no se aguantaban el chisme y les
espumeaba el hocico por compartir su versión de lo sucedido. Las consejas me
recordaron mucho esas otras historias que circularon a mediados de los ochentas
cuando se decía que había una boa constrictor en el área de frutas y verduras
de la Soriana centro, o cuando la gente de la capital duranguense estaba
realmente asustada quesque porque andaba un vampiro suelto en las calles de la
ciudad, chupándose a los incautos que andaban paseando al anochecer.
Por otro lado encuentro
deleitable que la gente haya “actualizado” la imagen del diablo, porque dicen
que cuando se apareció en Cyclons “olía a azufre” y se dice que tenía una pata
de cabra y otra de gallo (como en los buenos tiempos), y desafiaba a los guardianes de la ley en su troca del año; al respecto Lozoya
Cigarroa manifestó en la introducción de su mencionado libro (publicado en 1991):
Demostró a la propia comunidad,
que la leyenda como tradición oral y forma literaria, no es algo obsoleto, sino
un producto del momento que se vive y nace todos los días, adaptándose a los
cambios sociales y circunstancias históricas que rigen el mundo moderno.
Estrechamente relacionado con lo
anterior, Massimo Centini señala en su libro "El ángel caído":
Actualmente el diablo, en el
imaginario colectivo, muchas veces ya no es aquella figura definida y relegada
a un ámbito concreto de la tradición cristiana, sino que, como una máscara de
carnaval, penetra en los distintos contextos, convirtiéndose en […] terrorífico
habitante de antros sin fondo […].
Es significativo el hecho que el
diablo de la cultura popular se caracterice por prerrogativas antropológicas
concretas. Su presencia es objetiva y su intervención está dirigida al interior
de la dimensión humana. Él es el artífice, en el bien y en el mal, de la
fortuna o de la devastación de los hombres que entran en contacto con él. Su
aspecto y su comportamiento se adaptan a las funciones de las que es
protagonista, y en sus vicisitudes lo encontramos como una piedra angular en la
estructura del mal y del pecado.
Por tal razón, los fenómenos sobrenaturales
se han digitalizado para seguir vigentes
y ahora se manifiestan en tabletas, redes sociales o teléfonos
celulares.
Por otro lado, a los de la
discoteca Cyclons les fue muy bien pues de por sí era el lugar de moda, con ese
chisme la raza después acudía para poder bailar en el mismo antro donde se
había aparecido el diablo… Y para sacar el máximo provecho, en mayo de 1990 Cyclons hasta trajo al grupo número 1 de Lambada en México: Super Gallo (¡Fue en el mero mes que nos visitó Su Santiad Juan Pablo II, que descaro!).
Actualmente el inmueble está en ruinas y listo para
ser demolido. Aún pueden ir a conocerlo aunque sea por fuera, antes de que lo
desaparezcan (tal como le sucedió al Alacrán).
Para finalizar, quiero compartirles que el pasado 24 de marzo de 2015 el periódico La Voz de Durango publicó un artículo denominado “Cuando el chamuco bailó Lambada en Cyclons Discoteque”, autoría de Juan Manuel Almonte. Se nota que ese joven es un apasionado de la historia de Durango y elabora buenos escritos, el único “pero” que le pongo es que a veces le falla la puntería y pone datos erróneos; por ejemplo, en el presente caso dice "que dicen" que los sucesos fueron en 1989, que en esos tiempos no abrían las discos en semana santa, o señala que ahora Cyclons se llama Dubai. Creo que Juan Manuel Almonte irá puliendo esos detalles y con el tiempo, su trabajo se enriquecerá bastante, pues es evidente su entusiasmo por preservar registros de hechos destacados de Durango.
Pos como seguramente se habrán
dado cuenta con esta y otras leyendas durangueñas donde está involucrado el
diablo, a menudo su figura se utiliza con propósitos pedagógicos y moralistas. Pero hay unas
historias reales que son mucho más efectivas, como ésta que sucedió en el
municipio de Nombre de Dios, Dgo., y que reproduzco textualmente del libro
Costumbres durangueñas del profesor Everardo Gámiz:
"Los campesinos exhiben
dramatizaciones llamadas coloquios, los que generalmente, como ya hemos dicho,
terminan con un duelo entre San Miguel y el Diablo, triunfando el primero […].
Durante la temporada que los actores emplearon en los ensayos, se enamoró el
que representaba al diablo de la muchacha que hacía el papel de la Virgen, y
durante la exhibición ante el público, combinaron ambos novios su huida tomando
en cuenta que los padres de la novia estaban divertidos entre los espectadores.
Llegado el momento en que la virgen tenía que aparecerse ante Juan Diego, la
fiesta se interrumpió. Por largos momentos el público esperó impaciente hasta que,
por fin, apareció en el escenario uno de los actores haciendo la siguiente
aclaración: 'respetable público, con pena nos vemos precisados a suspender la
función, porque a la virgen se la llevó el diablo'.
Y efectivamente se la llevó.
El jefe de manzana se puso en
acción para perseguir a los prófugos ocurriendo a la ayuda de unos vecinos. Uno
de éstos se internó entre los charrasquillales de la margen del río y dio
alcance a la pareja; pero como el novio huía con el disfraz con que iba a salir
a la escena, el perseguidor se llevó el gran susto al ver asomarse al diablo
entre las jarillas; corrió asustado al pueblo informando al jefe de manzana que
se le había aparecido el diablo".
Gracias su santidad por iluminarnos
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