Cuando Su Eminencia el Excelentísimo Monseñor Bizarro era un polluelo, estudiaba karate en un Moo Duk Kwan que estaba arriba del cine Dorado 70.
Pues bien, en una ocasión mientras esperaba a mis compañeros afuera de la escuela, unos cuates pasaron por la banqueta cargando un tanque de gas para meterlo a un pequeño restaurante que estaba por ahí y de repente ¡Zas! que se les cae y empezó a salirse el gas. Una vieja escandalosa empezó a gritar ¡Auxilio va a explotar! Pos que me asusto y empecé a correr despavorido por la calle de progreso y como en 10 segundos ya había recorrido como 5 cuadras al borde del llanto, esperando escuchar una explosión que acabaría con la vida de todos los duranguenses que habitaban la zona centro de la ciudad.
No pasó nada, pero me llevé un susto casi mortal.
Explicado ese antecedente, cuando vi la broma que a continuación les dejo en video me moría de la risa porque además de las reacciones de la gente, recordé ese episodio gasero que está estrechamente relacionado con una de mis vivencias infantiles.