El Muertho TJ

El festival de cine mexicano que cada año se efectúa en Durrancho ha exhibido verdaderas joyas cinematográficas; por ejemplo, en ediciones pasadas me tocó ver el documental "Alucardos" y conversar con los realizadores. En 2014 tuvieron una estupenda película llamada "Navajazo", chequen el avance:



     En la película salen diversos personajes y lugares marginales de Tijuana que son emblemáticos. Uno de ellos me llamó mucho la atención por su connotación musical: el Muertho TJ, una especie de rockero gótico mexicano, que nada le pide a Tilo Wolf de Lacrimosa.
     Pues bien, me encontré una entrevista interesante con el Muertho TJ y la comparto con todos ustedes:

Slayer copiando el estilo del Ecce Homo "restaurado"

Como ustedes saben, los de Slayer me caen bien gordos por hocicones y sangrones, además que son unas nenas y están repitiendo la misma fórmula musical desde finales de la década de 1980. No vayamos tan lejos, hay que recordar que en 2006 se pusieron sus moños y cancelaron su actuación en el Monterrey Metal Fest III.

Pues con todo y eso de que se sienten bien brutaaaaaales, la portada de su nuevo disco es una muestra de que ya no dan para más porque tal como puede apreciarse, para su imagen de portada copiaron el estilo del Ecce Homo "restaurado":


Por cierto, hay que recordar que la famosa reparación del Ecce Homo corrió a cargo de Cecilia Giménez, una viejita que se convirtió en un fenómeno mundial debido a que intentó darle mantenimiento a una obra menor, pero su falta de pericia se difundió a nivel mundial y eso incluso afectó la autoestima de la artista.
No obstante lo anterior y contrario a la desmotivada juventud actual, doña Cecilia Giménez se sobrepuso a ese problema con una ejemplar demostración de coraje, dibujando nuevamente el Ecce Homo para demostrar que sí podía hacerlo bien, y la imagen fue plasmada en una edición especial de vino tinto.



Ojalá que esa muestra de superación le sirva a uno de los holgazanes jóvenes de la actualidad, que al primer problema que se les presenta lo resuelven de la manera más fácil: abandonando el barco.

Para finalizar, quiero rectificar que la portada del disco de Slayer creo que se parece más al cristo de la botella de vino. Como sea, le copiaron a Cecilia Giménez.

La leyenda del diablo en Cyclons

Hace muchos años cuando los durangueños eran castos y puros abundaban historias de fantasmas, aparecidos y demás fauna sobrenatural, incluso el diablo realizaba sendas incursiones en nuestra ciudad capital.
Desde mi muy particular punto de vista, creo que la última leyenda que surgió en Durango que preserva el estilo provinciano de antaño (casi casi hasta ranchero), fue cuando supuestamente el diablo se apareció en la discoteca Cyclons para echarse un bailecito, allá por 1990. A mí me tocó vivir el ambiente de zozobra que se generó debido a ese acontecimiento sobrenatural, y todo mundo se daba un festín propagando el chisme de boca en boca y compartiendo sus doctas opiniones al respecto.
Enseguida voy a exponer los “hechos”, después les comparto algunas conversaciones que al respecto sostuve con mi amigo Manuel Lozoya Cigarroa, y concluiré con algunas consideraciones de su Eminencia (o sea, yo).
Pues como ustedes saben, nosotros los padrecitos andamos viendo al diablo en todas partes, porque si no combatimos al enemigo, no habría de donde sacarle dinero a la gente para mantener nuestro austero modo de vida. Ya ven ustedes que allá en la edad media peleábamos con el diablo a veces incluso cuerpo a cuerpo, luego salieron hartas brujas como si fueran cucarachas y tuvimos que organizar un escuadrón de ataque para quemarlas vivas, y luego salieron científicos locos a quienes después ya no pudimos contener, y siglos después apareció John Lennon y sus declaraciones impías y luego el rock pesado con esas cosas diabólicas como el “Blanck” Metal. Como la educación y el conocimiento empezaron a ser más accesibles para la plebe, a principios de la década de 1990 era más difícil engañarlos, pero hubo una coyuntura extraordinaria: surgió “el baile prohibido”.
En 1989 se popularizó mundialmente la lambada, un ritmo brasileño que desde la década de 1970 mezclaba cumbia y merengue para crear un baile fogoso donde las brasileñas meneaban su colita abrazando a su pareja, dándose unos arrimones de locura. Esas danzas hubieran permanecido en las junglas brasileñas de no haber sido por un grupillo llamado Kaoma, quienes tuvieron éxito mundial gracias a su canción llamada Chorando se foi (en español “Llorando se fue”), chéquenlos:



Debido a que en ese tiempo en Durango ya empezábamos a ser “ciudadanos del mundo” (jajaja), pos nos empezó a llegar esa moda fuereña y nos recetaron esa canción hasta el hartazgo en portugués, español e inglés tanto en la radio como en la TV. Incluso los cines durangueños exhibieron la cinta “Lambada, el baile caliente”, y como en aquellos tiempos las funciones abarcaban 2 películas, los finos programadores cinematográficos tuvieron el acierto de acompañarla con otra cinta que tuviera el mismo nivel jarioso: “Salsa”, protagonizada por Robby Rosa (ex Menudo), nomás vean:


Después ya hasta le encontraban propiedades terapéuticas al baile prohibido (pos con esos arrempujones cómo no):



En aquellos tiempos los centros de diversión juvenil eran las discotecas, cuyo equivalente actual serían los antros, pero con la remarcable diferencia que las discotecas contaban con una pista de baile (no que ahora los jóvenes nomás acuden a ponerse borrachos); y por supuesto, los muchachos durangueños se convirtieron en expertos bailadores de lambada. Pa’ pronto los de Cyclons, la discoteca más popular de ese tiempo, empezaron a organizar concursos espectaculares como este:


Como toda esa orgía de baile no tenía control, múltiples asociaciones religiosas y de padres de familia protestamos porque esas cosas lujuriosas atentaban contra las buenas costumbres de las familias durangueñas pero nadie hizo caso, hasta que esos impíos pecadores se propasaron porque precisamente en la semana santa del año 1990 que cayó en abril, Cyclons organizó una de esas reuniones provocativas, pero los asistentes recibieron un castigo ejemplar: se les apareció el diablo en plena pista.

Circularon infinidad de versiones sobre lo que sucedió esa noche, pero todas coinciden en que por andar de calientes en semana santa con la lambada, Satanás estuvo en la pista de baile con una chica provocandole severas heridas y quemaduras, para después huir en una camioneta perseguido a toda velocidad por elementos de la policía municipal, quienes lo perdieron en el panteón (es decir, les dio miedo entrar al camposanto para cumplir con su deber de arrestar al maligno).
Con el paso del tiempo prevaleció la versión de la leyenda del profesor Manuel Lozoya Cigarroa, quien la plasmó como "El diablo en semana santa" en su libro Leyendas y relatos del Durango antiguo cuarta parte, al cual remito para quien quiera conocer la historia más detalladamente; al respecto quiero destacar que muchas personas han reproducido el relato del profesor en internet, pero sin darle el crédito correspondiente. Malditos perros copiones, yo los maldigo.
He de presumirles que yo era amigo del finado Manuel Lozoya Cigarroa, quien desde mediados de la década de 1970 publicó muchos datos interesantes sobre Durango, su gente y sus tradiciones; primero lo hizo en periódicos y luego en múltiples libros entre los cuales destacan Leyendas y relatos del Durango antiguo. Y nomás pa’ demostrarles la calidad de la melcocha de su padrecito favorito y que no por nada soy su Eminencia de ustedes, les enseño la dedicatoria que me brindó Manuel Lozoya en mi colección de Leyendas:


            Dentro de las múltiples charlas que sostuve con el Profr. Lozoya Cigarroa, más o menos allá por el año 2000 le pedí que me compartiera detalles sobre la aparición del diablo en Cyclons. Me dijo que entrevistó a decenas de personas, incluyendo a jóvenes que estuvieron ese día en la fiesta, pero nunca pudo dar con los familiares de la muchacha agraviada; también me comentó que expuso la leyenda a nivel nacional en muchas reuniones de cronistas y se quedaban maravillados que en el umbral del siglo XXI, aun surgieran historias de ese tipo en la capital de un estado de la república mexicana.
Yo por mi parte puedo decirles que me deleitaba el morbo de la gente, no se aguantaban el chisme y les espumeaba el hocico por compartir su versión de lo sucedido. Las consejas me recordaron mucho esas otras historias que circularon a mediados de los ochentas cuando se decía que había una boa constrictor en el área de frutas y verduras de la Soriana centro, o cuando la gente de la capital duranguense estaba realmente asustada quesque porque andaba un vampiro suelto en las calles de la ciudad, chupándose a los incautos que andaban paseando al anochecer.
Por otro lado encuentro deleitable que la gente haya “actualizado” la imagen del diablo, porque dicen que cuando se apareció en Cyclons “olía a azufre” y se dice que tenía una pata de cabra y otra de gallo (como en los buenos tiempos), y desafiaba a los guardianes de la ley en su troca del año; al respecto Lozoya Cigarroa manifestó en la introducción de su mencionado libro (publicado en 1991):

Demostró a la propia comunidad, que la leyenda como tradición oral y forma literaria, no es algo obsoleto, sino un producto del momento que se vive y nace todos los días, adaptándose a los cambios sociales y circunstancias históricas que rigen el mundo moderno.

Estrechamente relacionado con lo anterior, Massimo Centini señala en su libro "El ángel caído":

Actualmente el diablo, en el imaginario colectivo, muchas veces ya no es aquella figura definida y relegada a un ámbito concreto de la tradición cristiana, sino que, como una máscara de carnaval, penetra en los distintos contextos, convirtiéndose en […] terrorífico habitante de antros sin fondo […].
Es significativo el hecho que el diablo de la cultura popular se caracterice por prerrogativas antropológicas concretas. Su presencia es objetiva y su intervención está dirigida al interior de la dimensión humana. Él es el artífice, en el bien y en el mal, de la fortuna o de la devastación de los hombres que entran en contacto con él. Su aspecto y su comportamiento se adaptan a las funciones de las que es protagonista, y en sus vicisitudes lo encontramos como una piedra angular en la estructura del mal y del pecado.

Por tal razón, los fenómenos sobrenaturales se han digitalizado para seguir vigentes  y ahora se manifiestan en tabletas, redes sociales o teléfonos celulares.

Por otro lado, a los de la discoteca Cyclons les fue muy bien pues de por sí era el lugar de moda, con ese chisme la raza después acudía para poder bailar en el mismo antro donde se había aparecido el diablo… Y para sacar el máximo provecho, en mayo de 1990 Cyclons hasta trajo al grupo número 1 de Lambada en México: Super Gallo (¡Fue en el mero mes que nos visitó Su Santiad Juan Pablo II, que descaro!).




Actualmente el inmueble está en ruinas y listo para ser demolido. Aún pueden ir a conocerlo aunque sea por fuera, antes de que lo desaparezcan (tal como le sucedió al Alacrán).


Para finalizar, quiero compartirles que el pasado 24 de marzo de 2015 el periódico La Voz de Durango publicó un artículo denominado “Cuando el chamuco bailó Lambada en Cyclons Discoteque”, autoría de Juan Manuel Almonte. Se nota que ese joven es un apasionado de la historia de Durango y elabora buenos escritos, el único “pero” que le pongo es que a veces le falla la puntería y pone datos erróneos; por ejemplo, en el presente caso dice "que dicen" que los sucesos fueron en 1989, que en esos tiempos no abrían las discos en semana santa, o señala que ahora Cyclons se llama Dubai. Creo que Juan Manuel Almonte irá puliendo esos detalles y con el tiempo, su trabajo se enriquecerá bastante, pues es evidente su entusiasmo por preservar registros de hechos destacados de Durango.

Pos como seguramente se habrán dado cuenta con esta y otras leyendas durangueñas donde está involucrado el diablo, a menudo su figura se utiliza con propósitos pedagógicos y moralistas. Pero hay unas historias reales que son mucho más efectivas, como ésta que sucedió en el municipio de Nombre de Dios, Dgo., y que reproduzco textualmente del libro Costumbres durangueñas del profesor Everardo Gámiz:

"Los campesinos exhiben dramatizaciones llamadas coloquios, los que generalmente, como ya hemos dicho, terminan con un duelo entre San Miguel y el Diablo, triunfando el primero […]. Durante la temporada que los actores emplearon en los ensayos, se enamoró el que representaba al diablo de la muchacha que hacía el papel de la Virgen, y durante la exhibición ante el público, combinaron ambos novios su huida tomando en cuenta que los padres de la novia estaban divertidos entre los espectadores. Llegado el momento en que la virgen tenía que aparecerse ante Juan Diego, la fiesta se interrumpió. Por largos momentos el público esperó impaciente hasta que, por fin, apareció en el escenario uno de los actores haciendo la siguiente aclaración: 'respetable público, con pena nos vemos precisados a suspender la función, porque a la virgen se la llevó el diablo'.
Y efectivamente se la llevó.
El jefe de manzana se puso en acción para perseguir a los prófugos ocurriendo a la ayuda de unos vecinos. Uno de éstos se internó entre los charrasquillales de la margen del río y dio alcance a la pareja; pero como el novio huía con el disfraz con que iba a salir a la escena, el perseguidor se llevó el gran susto al ver asomarse al diablo entre las jarillas; corrió asustado al pueblo informando al jefe de manzana que se le había aparecido el diablo".

¿Caníbales en Durango?

Pos a veces me aviento clavados a tópicos oscuros de la humanidad, pero la mera verdad nunca esperé encontrarme una revelación antropófaga de mi Durango, Dgo. Tal hecho sucedió inesperadamente en mi lectura del excelente libro Costumbres durangueñas, escrito por el profesor Everardo Gámiz y publicado en 1966. Reproduzco textualmente:

Los Xiximes, Ximes o Toyas
Habitó esta tribu al centro de la sierra Madre, al sur de la de Topia y hacia el oeste de la ciudad de Durango. Esta nación guerrera, inquieta en indómita, desapareció totalmente.
Los xiximes eran cazadores y agricultores. Cuentan que eran caníbales y comparaban la carne de los indios con la de buey, la de los negros con la de cerdo y la de los españoles con la de carnero.

¡Ah jijos!