Es toda una maravilla ver como van cambiando los usos y costumbres a través del tiempo. Por ejemplo, me voy a permitir enseñarles la fotografía que tomé de un anuncio de cerveza publicado en el periódico del año 1954:
Vean ustedes el recato y buen gusto de las mujeres borrachas de 1954, una dama que ni siquiera sostiene una botella en la mano sino que deben servirle el preciado líquido en un vaso. Además no anda despechugada ni enseñando las piernas ni nada, trae su vestidito bien puesto y toda la cosa. El anuncio se limita a promocionar la cerveza teniendo como fondo la delicadeza femenina.
Pero si de 1954 saltamos a 2014, hay diferencias evidentes. Por ejemplo, chequen en la actualidad a la famosa rubia superior:
Ya no es una rubia superior, sino que ahora incorporan a una morenaza ardiente: doble placer etílico y jarioso; las viejas enseñando sus deleitables atributos fisicos, ya ni vestido traen. Pero no solo eso, ahora ya destacan más las chicas, sol arena y mar para hacernos soñar con un día de placer ¿Y las cervezas? ¡Ah si!, están a un lado.
Y por último, el colmo de la desfachatez. Ya ven ustedes que las gringas tienen fama de pirujas, con este anuncio lo hacen más evidente:
Enseñando las medias (seguramente trae liguero), despechugada y casi casi le andan pellizcando las chichis. La mera verdad la cerveza nomás está de adorno.
Y antes de que empiecen las reclamaciones feministas de que soy un cerdo misógino machista con este tipo de sermones, primero vayan a reclamarle a las viejas que aceptaron posar en éstos anuncios cerveceros.
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