Regresé a éste sacrosanto recinto para encontrarlo todo polvoriento, muy abandonado, ya casi nadie lo visita, ni yo.
Regreso a mi capilla para recobrar fuerza, son tiempos aciagos.
Pero no se vale que empiece de chillón como mariquita sin calzones, siempre hay que cumplir con el deber, así es que:
¡Uno, dos, tres arriba corazones!
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