A los integrantes del Ayuntamiento de Durango de 1983, se les ocurrió la brillante idea de poner una demarcación de policía en cada colonia, barrio o fraccionamiento de nuestra capital para que siempre hubiera policías atentos y vigilantes cercanos a la gente. Las instalaciones estaban equipadas con modernas celdas y refinados sanitarios.
Pos en ese tiempo era un polluelo y en un par de ocasiones fui de chismoso a ver que pasaba en esos recintos donde se impartía justicia, y me acuerdo que desde la banqueta alcanzaba a ver que los detenidos estaban enjaulados cual si fueran animales de zoológico, paseándose furiosos y profiriendo obscenidades en contra de sus captores, que estoicamente aguantaban todas las majaderías que les aventaban.
Esas demarcaciones tuvieron poco éxito; actualmente todas están en desuso y abandonadas. Hace unos días andaba recorriendo algunas calles de nuestra ciudad, y ¡sopas! que me encuentro la primera de esas grandes mansiones, tal como lo refiere la placa en cantera que se instaló para dejar constancia eterna del acontecimiento; pero como puede apreciarse, está acompañada de una elocuente frase de la plebe durangueña:
1 comentario:
Yo nunca he visto una, o a lo mejor si pero como uno siempre pasa sin fijarse :O
Saludos!!
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