Hace mucho tiempo, una persona de mucha experiencia me dijo: "Las órdenes son para obedecerlas, no para cuestionarlas", y con el paso del tiempo creo que si tenía razón. Vean este ejemplo que se manejó vía periódicos, allá por el año 1970:
El mero Jefe lo pide de forma amable pero en realidad es una orden. Si no se cumple, he ahí las consecuencias:
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