Unos malditos perros se metieron a la catedral para robar unas piezas del museo; los desgraciados impíos se llevaron un cristo, jarrones, cálices y jarrones chinos.
Monseñor Bizarro reprueba tajantemente esas acciones y me solodarizo con mis colegas, además de que les advierto a los rateros que voy a usar todos mis poderes e influencias celestiales para para que sus almas nunca entren al paraíso, y que se pudran en el infierno.
2 comentarios:
Ahh si que feo, de veras esta gente no respeta nada, esto de meterse a robar a una catedral no deja nada bueno y obvio no se van a ir al cielo
:D
sale me retiro
byE
malditoos!!!!! apoyando mentalmente para encontrar a esos idiotas!
me gusta tu blog :D
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