Yo quisiera ser tan inconmensurable como los ministros de la Suprema Corte de Justicia

En lo personal, siempre he pensado que la mayoría de los integrantes del poder judicial (federal o estatal) se sienten unas deidades jurídicas, porque en sus resoluciones se avientan unos desgraciados razonamientos tan "elevados" y barrocos, que me cae que ni Sócrates ni Platón se echaban unos rollos tan intensos. Dicha magnimidad jurídica es incomprensible e inalcanzable por los ignorantes ciudadanos, más corrientes que comunes.

Sin embargo, precisamente en esas ciclópeas reflexiones jurídicas que realizan los integrantes del poder judicial para darle legalidad a la gente, se les olvida que en realidad lo que deberían hacer es brindarle justicia, pero desafortunadamente es todo lo contrario: juicios que duran años, salarios estratosféricos para quienes laboran en tribunales (sin mencionar que aparte algunos cobran mordidas; pero insisto, NO TODOS SON ASI), etc.
Esta breve reflexión viene a colación porque en estos días el Presidente de la República se esta reuniendo con los principales líderes de la sociedad mexicana de diversos ámbitos sociales, y ayer en un encuentro con miembros del poder judicial, Felipe Calderón le preguntó a Guillermo Ortiz, presidente de la Suprema Corte de Justicia qué onda con ustedes en el combate con el crimen, y el ministro Presidente le contestó:
LA PREGUNTA ES TAN DE SENTIDO COMÚN, TAN SENCILLA DE EXPRESAR, QUE NO TIENE UNA RESPUESTA UNIVOCA.

Eso sin mencionar que también dijo:

LOS JUECES NO PODEMOS DECLARARNOS INMERSOS EN LA LUCHA CONTRA LA DELINCUENCIA porque deben ser imparciales.

Uffffffff, antes digan que se tomo la molestia de contestar la pregunta del Presidente de la República.

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