Yo tenía toda la intención de dedicarle más tiempo a mis nunca bien ponderados feligreses de la catedral de Monseñor Bizarro, pero ya ven ustedes que los caminos del Señor (de los Anillos) son misteriosos. En estos momentos estoy cumpliendo una misión espiritual bien peliaguda, hagan de cuenta que soy una especie de portavoz entre el cielo y el infierno ¡Ah jijos de la llorona! Es algo más o menos como lo que hacía Kenau Reeves en la película Constantine.
Pero entrando en materia, en el sermón del día de hoy fijaré la postura de mi orden metálica sabbathina respecto al controvertido tema de los Emos; de entrada les aclaro que no me simpatizan, pero eso no me da el derecho a golpearlos. Ya sé que ando muy retrasado y que esto debí publicarlo en marzo o abril, pero ni modo, no tenía tiempo. Ábranse porque ahí les voy.
Durante el transcurso del tiempo han surgido diversas propuestas y manifestaciones musicales, algunas son llamaradas de petate y otras se han forjado un espacio importante, que incluso han repercutido a nivel social. El rock & roll es uno de esos fenómenos culturales que se han convertido en un parte aguas de la historia, y los jóvenes de los años 60 lo convirtieron en una de sus banderas. Desde entonces el rock fue asociado con la rebeldía y la libertad, e incluso algunos enemigos le pusieron consigna negra como una música maldita y corruptora. Muy al pesar de esas sabandijas criticonas, el rock se convirtió en la raíz de la que han surgido infinidad de categorías musicales y manifestaciones sociales, entre ellos los controversiales Emos.
Las palizas que les han puesto a los emos se han convertido en todo un fenómeno, debido a la enorme influencia que el internet ha tenido en este proceso; creo que los padres de familia y la sociedad en general ahora si se están dando cuenta que la red ha sustituido a la televisión en su función de embobar a la gente, con la gran diferencia que en las páginas web no hay ningún tipo de censura o restricción.
Respecto al caso Durango, sucede que por la güeb empezó a circular una convocatoria para que jóvenes bribones se reunieran en los principales lugares donde retozan los emos durangueños: la plaza de armas (zócalo) y en un centro comercial (galerías) denominado Paseo Durango. La invitación electrónica era para ponerles una buena felpa a los emos dizque para que de una vez por todas se les quitara lo emo, lo joto y lo deprimido.
Pos tienen ustedes que los jóvenes duranguenses ahí van de borregos, haciéndole caso a una carta anónima que se expandió por correo electrónico y ¡Pácatelas! que se ajustician a los pobres emitos que se encontraban en los lugares mencionados (aunque si los emos sabían que se los iban a echar al plato, también pa’ que van de provocadores a sacrificarse). Hubo aproximadamente como 2 emos heridos, y aproximadamente 70 rufianes detenidos.
El incidente cobró revuelo a nivel estatal e incluso nacional, y la sociedad duranguense quedo consternada. Los medios de comunicación se dieron un festín dando a conocer las imágenes de las persecuciones y golpizas. Incluso un canal de televisión local transmitió un programa especial dedicado exclusivamente al evento de los Emos, donde el reportero hizo una cronología de lo sucedido, invitó al estudio a unas emas asustadas que relataron su amarga experiencia, entrevistaron a padres de familia, maestros, trabajadores sociales, psicolocos, etc. Ahí se afirmó que las tribus urbanas están enfrascadas en una guerra de proporciones catastróficas, que los metaleros y los punks son los que están ensañando ferozmente con los emos, y no sé qué tonterías más.
El incidente cobró revuelo a nivel estatal e incluso nacional, y la sociedad duranguense quedo consternada. Los medios de comunicación se dieron un festín dando a conocer las imágenes de las persecuciones y golpizas. Incluso un canal de televisión local transmitió un programa especial dedicado exclusivamente al evento de los Emos, donde el reportero hizo una cronología de lo sucedido, invitó al estudio a unas emas asustadas que relataron su amarga experiencia, entrevistaron a padres de familia, maestros, trabajadores sociales, psicolocos, etc. Ahí se afirmó que las tribus urbanas están enfrascadas en una guerra de proporciones catastróficas, que los metaleros y los punks son los que están ensañando ferozmente con los emos, y no sé qué tonterías más.
Les confieso que vuestro servidor Bizarro se molestó excesivamente cuando los conductores de televisión mencionaron que los metaleros, los punks, los góticos, etc., ahora son “tribus urbanas” ¿Qué carajos es eso? Con esas denominaciones tan insulsas de “tribu”, yo me pregunto si los rancheros, gruperos, poperos, pasito duranguense, borrachos, vendedores ambulantes, músicos que tocan en la calle, indigentes, limosneros, etc. ¿También son tribus urbanas? Y de ser así ¿Entonces la zona centro de Durango esta habitada por una serie de “tribus” aborígenes citadinas que eventualmente también serán motivo de una convocatoria para golpiarlas, y de esa manera expulsarlas de nuestro glorioso centro histórico? Pero además ¿Los fresas y la gente nice que husmea en Paseo Durango (donde también hubo emos golpeados) también son una “tribu”? Ya me imagino lo que dirían los fresas: “Ufff , o sea, que oso que me digan que pertenezco a una tribu ¡Que nacos!”
También fue denigrante que algunos de los bellacos que fueron detenidos se hacen llamar metaleros, y tanto en los periódicos como en televisión salieron con sus playeras de Pantera, Cradle of Filth y otros grupos más. A ese respecto, quiero comentarles que Monseñor Bizarro considera que esas pobres almas perdidas nunca podrán ser considerados como unos metaleros de verdad. Recordad que en los años 80, los rockers éramos odiados y perseguidos tal como ahora sufren los emos; la gente se burlaba de nosotros y nos señalaban por ser dizque marigüanos, satánicos y greñudos, e incluso los polis eran bien pasados de arroz con la raza metálica. Por eso ahora nosotros no debemos convertirnos en verdugos, y con más razón debido a que hace algunos años fuimos perseguidos como si fuéramos brujas en tiempos de la inquisición. Es una verdadera pena que por desconocer su pasado, la actual juventud metalera ande haciendo esas tonterías de andarle pegando a gente diferente que no comparte sus gustos; nomás eso me faltaba, que nosotros los metaleros de la vieja guardia hayamos aguantado penurias para acceder a un mejor posicionamiento de nuestra fé metálica, y ahora la nuevas generaciones avienten todo eso a la basura y salgan rebuznando con que deben golpear a los emos. Con vuestras infames acciones de ataque a otros seres humanos, denigran a los verdaderos discípulos del metal, como éstos que les presento a continuación:
Por lo anteriormente expuesto y como hace años me toco sufrir en carne propia los desprecios y ataques de aquellos que me injuriaban por defender la fe del metal, YO, Monseñor Bizarro, en este momento decreto que todos aquellos dizque metaleros que hayan participado o que en lo sucesivo participen directa o indirectamente en las golpizas a los emos, quedan automáticamente expulsados de mi orden sabbathina, y además los excomulgo de la hermandad metalera mundial por gandallas y aprovechados, además de que no tienen criterio propio al andar haciéndole caso a los disparates que se promueven por internet. Amén.
Como remate y para quienes desean conocer más al respecto, les dejo unas ligas sobre el relajo de los emos en Durango, de los periódicos el Siglo de Durango, el Universal, el Siglo de Torreón donde se publican notas sobre el incidente emo-Dgo.
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