La primer película se llama Roswell, del año 1994 dirigida por Jeremy Kagan (su apellido dice todo sobre el filme); y por supuesto que se trata del “verídico” y legendario caso Roswell, donde según las consejas, en 1947 unos extraterrestres paseaban alegremente por los cielos de nuestro planeta, pero por andar tomando cerveza, estrellaron su platillo volador en suelo gringo, específicamente en Roswell, Nuevo México. E.U. Se dice que el vehículo fue decomisado por el ejército norteamericano y que además recuperaron los cuerpos de los aliens borrachos, que incluso uno de ellos todavía estaba vivo, aunque como era de esperarse el gobierno gringo siempre ha negado la veracidad el suceso. El filme sólo mostraba recreaciones y conjeturas de lo que pudo haber sucedido en aquel entonces, también salían algunas fotos y titulares de los periódicos de aquellos años que hacían referencia al suceso paranormal. Durante el transcurso de la cinta nunca se presentó a autoridades gubernamentales de los Estados Unidos de Norteamérica que aceptaran la veracidad del evento, o a militares norteamericanos de altos rangos confesando las condiciones en que habían recuperado los cuerpos o si todavía tenían el platillo volador en el corralón, tampoco hay declaraciones de algún reconocido científico que aceptara que los restos del accidente extraterrestre se utilizaron para hacer evolucionar nuestra propia tecnología.
Lo único que hicieron los productores para darle cierta “seriedad” a su filme, fue contratar al actor Martín Sheen para que actuara como una especie de narrador; tal vez si hubieran presentado a otro actor con más oficio, carisma y prestigio como Sean Penn, Robert DeNiro, Tim Roth, Gary Oldman o El Santos sí les hubiera creido, o por lo menos hubieran empleado a una joven, exuberante y atractiva mujer para que la obedeciera más por mis instintos sexuales que por verdadero interés. Total, que esta película para ganar dinero explota una serie de recuerdos fermentados a lo largo de los años. Martin Sheen en la foto.
Lo único que hicieron los productores para darle cierta “seriedad” a su filme, fue contratar al actor Martín Sheen para que actuara como una especie de narrador; tal vez si hubieran presentado a otro actor con más oficio, carisma y prestigio como Sean Penn, Robert DeNiro, Tim Roth, Gary Oldman o El Santos sí les hubiera creido, o por lo menos hubieran empleado a una joven, exuberante y atractiva mujer para que la obedeciera más por mis instintos sexuales que por verdadero interés. Total, que esta película para ganar dinero explota una serie de recuerdos fermentados a lo largo de los años. Martin Sheen en la foto.
Pero lo peor que he visto respecto al caso Roswell (además de la película El Día de la Independencia), fue hace unos años cuando el iluminado Jaime Maussan se presentó en un noticiero de Televisa (en ese entonces conducido por Lolita Ayala, ahora propìedad de Adela Micha) con el legendario video de la autopsia (necropsia) extraterrestre, que supuestamente le fue practicada a uno de los marcianos de Roswell. En medio de un éxtasis delirante, Maussan pregonaba que ésa era la prueba definitiva, que la llegada de los hermanos siderales demostraba la existencia del paraíso, y que pronto vendrían por nosotros ¡Ah jijos, Maussan es un Moisés cósmico! ¿Por qué los extraterrestres siempre tratan de comunicar su existencia y sus mensajes a través de humanos a los que nunca se les hará caso? ¿Por que nunca se presentan ante líderes políticos, religiosos, intelectuales o de colonias populares?
Foto del embustero Jaime Maussan:
Fotos de la famosa (y falsa) autopsia del extraterrestre, cuyo video Maussan anunció como la prueba definitiva (Jajajajajaja):
Contrario a las alucinantes declaraciones de Maussan, días después vi una entrevista con Stan Winston, maestro del maquillaje y animatronics (títeres convincentemente realistas que funcionan en base a complejos mecanismos motorizados).
Winston es creador de monstruos cinematográficos legendarios como los dinosaurios de las tres películas de la serie Jurasic Park, los robots de las tres películas Terminator, los bichos de Aliens, los pingüinos de Bat-Man Regresa y muchos más. Foto de Stan Winston con una de sus mascotas prehistóricas:
Winston es creador de monstruos cinematográficos legendarios como los dinosaurios de las tres películas de la serie Jurasic Park, los robots de las tres películas Terminator, los bichos de Aliens, los pingüinos de Bat-Man Regresa y muchos más. Foto de Stan Winston con una de sus mascotas prehistóricas:
Pues bien, este experto de los efectos especiales declaró que el famoso video de la autopsia (necropsia) extraterrestre es un fraude, debido entre otras cosas a que las tomas eran un poco lejanas y no se apreciaba con claridad la intervención quirúrgica, pero sobre todo en aquellos años se contaba con la capacidad y tecnología para llevar a cabo un engaño de este tipo, es decir, la gente de los cuarentas podía hacer un maniquí con características especiales en cuanto a piel, músculos, fluidos, órganos, etc. Y para rematar, no existe un informe médico, militar o gubernamental donde se den a conocer los resultados de este estudio.
Terminé de ver la “prueba” número uno, y me sentí un poco decepcionado porque tenía la ilusión de que una película en verdad comprobara la existencia de seres “inteligentes” de otros mundos que visitan nuestro atribulado planeta tierra. Pero todavía tenía otra oportunidad, me faltaba ver la segunda prueba: una película llamada Fuego En El Cielo, que aborda el fenómeno de las abducciones (?) extraterrestres.
Con reanimados bríos hice una pausa para ir al baño, me lave las manos, me serví más palomitas, le avise a mi amigovia que no la vería esa noche por que tenía mucho trabajo pendiente y aprovecharía para trabajar en mi catedral (me tarde media hora en convencerla), y al fin me dispuse a desentrañar los misterios de la segunda “prueba”.
Con reanimados bríos hice una pausa para ir al baño, me lave las manos, me serví más palomitas, le avise a mi amigovia que no la vería esa noche por que tenía mucho trabajo pendiente y aprovecharía para trabajar en mi catedral (me tarde media hora en convencerla), y al fin me dispuse a desentrañar los misterios de la segunda “prueba”.
Ah jijos! Con respecto al último caso, quiero decirles que hago exorcismos, no milagros.
