Cuando paseaba por el centro de Puebla, me acerqué a unas estatuas de angeles que supuestamente son los que subieron las campanas a la catedral.
Viéndolos más de cerca, me di cuenta de que uno de ellos estaba bien cagado, y no me refiero a que se hubiera hecho del baño, que estuviera chistoso o que lo hayan regañado, sino que una de las palomas le puso tremendo zurradón en la cara que le escurrió hasta hasta la boca y casi se lo saboreaba. La paloma estaba como si no hubiera pasado nada, bien a gusto descansansando en la choya del ángel, depués de haberle puesto tremenda ensuciada a un ser divino. Véanlo con sus propios ojos.
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