Les comento que en unas horas viajo a la ciudad de Puebla por camotes para mis detractores, y también para asistir al concierto de Judas Priest. Mientras tanto y para que no se aburran, les dejo esta reseña que estaba pendiente desde hace buen tiempo.Me tarde en poner la reseña del concierto de Scorpions porque he tenido harta chamba y también me daba flojera, pero en cumplimiento de mi deber de expandir y predicar la fé del heavy metal, nuevamente hago uso de mi compu para escribir estas líneas y platicarles la historia de ese concierto.
Para quienes no lo sepan, los Scorpions son uno de mis grupos favoritos en toda la historia y además son muy importantes porque me han acompañado durante gran parte de mi vida, además de que su música tiene mucho feeling. El único pero que les pongo, es que en los últimos 20 años se hicieron mas poperos y fresas, pero ya les perdono todo.
Ya anteriormente había visto a los Scorpions en vivo en el DF, pero en esta ocasión me lancé a Guadalajara porque la presentación fue en el Auditorio Telmex, un recinto muy bien acondicionado para los conciertos, y el sonido es impecable. La playera oficial del evento:
Pos tienen ustedes que como en otras ocasiones, antes de dirigirme al concierto me puse la cámara fotográfica en los blanquillos para meterla de contrabando y traerles fotos exclusivas. Llegue con una hora de anticipación al Auditorio Telmex para andar checando el ambiente, y vi que ya estaban ahí las edecanes de la cerveza Sol ¡No por favor Señor (de los Anillos), no me provoques otra vez con tentaciones de ese calibre! También iba llegando gente de todas las edades, desde chamacos de unos 10 años, hasta señoras de unos 60 años !?!?!
Me dispuse a ingresar al recinto y los de seguridad me sometieron a la revisión de rigor, obviamente que no me encontraron nada pero el sujeto que me esculcó se me quedaba viendo mucho en mi “virilidad”. Pensé ¿Este cuate será joto o que le pasa, porque se me queda viendo ahí? Pos total me dejo pasar, pero mas adelante que me detienen dos edecanes de la cerveza sol y que me dicen:
Disculpe señor, podemos hacerle una revisión de rutina?
Y pos obviamente que les contesté que me revisaran TODO lo que quisieran; efectivamente empezaron a manosearme y que empiezo a sentir bonito, luego una de ellas puso su mano por allá y que empiezo a poner ojos de borrego, cuando de repente esas desgraciadas viejas gritaron ¡Seguridad, este enmascarado trae una cámara en los huevos!
Pos que me caen encima como 5 infames gorilas y me pusieron unos guamazos que el Señor (de los anillos) guarde la hora, y yo les gritaba ¡No sean montoneros desgraciados, uno por uno a ver si muy sabrosos! Pero que me quitan la cámara y hasta la cartera. Me dijeron: Si la quieres de regreso cállate el hocico y metete al auditorio, cuando salgas te la devolvemos. Si vas de mariquita sin calzones a quejarte en la gerencia, ni te vamos a regresar la cámara y te vamos a poner otra madriza a la salida.
Pos ingrese humillado al recinto, sin dinero ni cámara, y me fui derechito a mi lugar.
Como ustedes patrocinan mis viajes gracias a las limosnas que depositan en mi catedral, eso me permite darme la buena vida y comprar boletos en la zona VIP. Como oportunamente les reporté, en el auditorio Telmex de Guadalajara se presento Iron Maiden en febrero de este año, y para esa ocasión en la zona VIP no había sillas ni nada, nomas la barrera de contención. Para el concierto de los Scorpions sucedió al revés: no había barrera de contención y pusieron sillas con lugares numerados.
Pos una señorita (bueno, en realidad no sé si sea señorita) me llevo todo golpeado a mi lugar, y me puse a resollar con tranquilidad. Mientras me sobaba los golpes empecé a observar el recinto, y en el escenario ya estaba lista la batería y unos instrumentos de percusiones; después comencé a viborear al público asistente. Con los Scorpions sucede un fenómeno chistoso: su público ya no es roquero, yo digo que aproximadamente un 20% de los asistentes eramos metaleros; de ahí en más podías ver a algunos chamacos como de 10 años corriendo por los pasillos, quincearañas hable y hable que estaban locas por escuchar la de “Dust in the wind” que es la canción mas bonita de Scorpions, jóvenes entre 20 y 30 años de edad, gente madura sobre todo mujeres que iban muy arregladas y pintarrajeadas, delante de mi había un vato ¡trajeado! Como de 50 años que iba con su señora de las mismas edades, e incluso había otros cuates mas rucos que se la pasearon pisteando durante todo el concierto.
Como Monseñor Bizarro estaba en la zona VIP había mucha banda muy fresona que estaba loca por oir la de viento de cambio y still loving you, y en los pasillos se paseaban unos vendedrores que traian una barra ambulante ofertando whiskeys y cognac ¡Ah! Y también traian chicharrones con salsa valentina. Mientras, un cuate hablaba por el sonido y alegaba que fueramos bienvenidos al auditorio, que si gracias por la preferencia, que si el evento, que si los celulares, que era la segunda llamada, y que no estaba permitido usar cámaras fotográficas ¡Y que me lo digan a mi!
Pos yo todavía seguía adolorido por los trancazos que me acomodaron esos malditos desgraciados de seguridad, cuando de pronto que se apagan las luces. Ffft, me levante como un resorte y empece a aullar como perro cuando pasa una ambulancia, echándole porras a los Scorpions, en eso se ilumino el escenario y los músicos ya estaban ahí.
Yo estaba en la parte central, segunda fila del lado izquierdo, por lo tanto me toco estar cerquita del bajista Pawel Maciwoda y también estaba el grandioso guitarrista Rudolph Schenker, héroe de mis memorias roqueras. Yo le gritaba al buen Rodolph que tocara recio la guitarra, le levantaba los pulgares en forma de aprobación y a veces contestaba señalandome o asintiendo con la cabeza, y seguía con el espectáculo.
Pero el que de verdad me cayó bien gordo es el bajista Paul Maciwoda, porque además de que no me pelaba cuando le gritaba fregaderas, empezó a aventar púas a la gente ¡pero solo a las mujeres! Maldito cerdo conveneciero, si hasta en una ocasión me acerque para que me diera una púa y hasta me evito para entregársela a una vieja que estaba cerca de mí ¡Maldita sabandija usurpadora, tienes apenas unos años en los Scorpions y ya te sientes muy acá, perro! Eso y más le gritaba a ese menso, pero seguía coqueteando con la chica resbalosa regalándole otra púa y hasta una baqueta.
Luego el cantante Klaus Meine se acercó a donde yo estaba por lo que empece a echarle porras, y el cantante respondía asintiendo con la cabeza, luego aventó baquetas a la raza y una se dirigió directamente hacia mi: agudicé mis sentidos para hacer uso de toda mi agilidad felina y pegue tremendo salto para agarrar la baqueta, pero ¡me rebotó en la mano! Cayó en la parte de atrás, por lo que me avente un clavado para tomarla, pero otros dos jóvenes ya la habían sujetado también; pos que empezamos un tremendo jaloneo que incluso hasta uno de ellos puso su pata encima de su brazo para hacer más fuerza y apalancarse. El otro vato ya no quso broncas y mejor la soltó, así que nomas nos quedamos él y yo; por payaso de andar poniendo la pierna que empiezo a subir el brazo estirando la baqueta hacia arriba, y el huerquillo que empieza a chillar ¡Me estas lastimando mi pierna, no seas salvaje! Y que le contesto: ¡Pinche maricón, pos suelta la baqueta y no andes de chillona, aguantese pinche putito!
Pos que se la empiezo a hacer de emoción pero el muy maricón seguía de chillon pero no soltaba la baqueta, y cuando estaba a punto de arrimarle unos trancazos en la jeta para que se le quitara lo joto, me di cuenta de que iba acompañado de su novia que ya estaba al borde de las lágrimas y con las ganas de defender a su amado; por tal razón y como soy inacapaz de hacerle daño a una vieja ni siquiera con el petalo de una rosa, pos decidí soltar la baqueta. Total (pensé), Klaus Meine las estaba aventando como si fueran despensas en una colonia popular, no iban con “dedicatoria”.
Como me sé de memoria todas las rolas de los scorpions, cada una que iban tocando no la cantaba sino que la gritaba y por lo tanto me desgarre la garganta; también estaba brincando como rana y algunas personas se me quedaban viendo raro, obviamente que no saben lo que es estar en un concierto de METAL.
El grupo toco como una hora de concierto acústico donde estaban acompañados por coristas, un tecladista, unos negros con hartos instrumentos de percusiones y creo que hasta otro guitarrista. Se recetaron rolones como wind of change, dust in the wind, Always somewhere, etc., Jijos mano que rebonito se escuchaban los Scorpions. Y luego la sorpresa: en esta parte del concierto los acompañó ¡El guitarrista Andreas Kiser de Sepultura! Con su imagen de rockero greñudo barbudo se veía imponente en el escenario, lástima que no se dio una vuelta por donde estábamos.
Las canciones que más me gustaron fueron Bad boys running wild, the zoo, Loving you Sunday morning, Coast to coast donde todo mundo se incorporo a tocar la guitarra incluso Andres Kiser, Blackout muy poderosa, y por supuesto el solo de batería de James Kottak acompañado por los negros que estaban en las percusiones.
Pos mientras las rolas iban siendo interpretadas, unas mujeres que estaban atrás de mi que ya estaban medio macizas pero iban muy arregladas, se acercaron a un tipo de seguridad y aparentemente estaban muy coladas con él, porque hizo algunas señas y en unos momentos se acerco el bajista corrupto de los Scorpions y les regalo a las viejas unas púas. Así se maneja esto de las influencias en México.
Scorpions terminó el concierto y la gente empezamos a gritar que siguieran tocando, y efectivamente regresaron. El cantante Klaus Meine anunció que tenía una sorpresa para todos nosotros: que diéramos la bienvenida al baterista… ¡Alex González, del grupo mexicano MANA! ¿¿¡¡Que qué, como!!?? Pues increíble pero cierto, en el escenario apareció ese mequetrefe y gran parte de los asistentes empezamos a abuchearlo ¿Cómo se les ocurrió a los Scorpions cometer semejante burrada? Klaus Meine empezó a tratar de bajar los ánimos diciendo que estábamos en una convivencia, que debíamos tener tolerancia y no sé que mas.
Pos ya que fregaos, nos tuvimos que recetar la presencia de ese menso y también se incorporo de nueva cuenta Andreas Kisser. Alex de Maná quiso instalarse en la batería, pero James Kottak lo corrió mandándolo con los negros a las percusiones ¡Jajaja! Empezaron tocar el tema clásico Still loving you, después se aventaron Humanity de su último álbum, y para cerrar, ahora sí Alex de Maná en la batería para interpretar No one like you.
Una vez terminada la rola y después de hacer esas vergüenzas de invitar a Alex de Maná, los Scorpions concluyeron el concierto.
En ese momento el guitarrista Rudolph Schenker se acercó a la zona donde estaba Monseñor Bizarro para empezar a regalar púas a los asistentes, y pa’ pronto que me aviento un clavado hacia el público gritando: ¡¡Aquí Rudolph, dame una púa, yo tengo todos sus discos y he viajado dos veces por el país para verlos, el méndigo del bajista nomás anda de mamila regalando púas y baquetas a gente que nomás les ha escuchado la de wind of change, yo me merezco más la púa, no seas gacho!! Pos afortunadamente resulté bendecido por el Señor (de los anillos), porque Schenker se apiado de mí regalándome una púa y me dijo ¡Shut the fuck up!, que en español quiere decir algo así como gracias por tu apoyo. Va foto de este instrumento sagrado que ahora tiene su propio altar en mi catedral
Pos esa jue mi historia del concierto de Scorpions en Guadalajara 2008, saque fotos con mi celular prehistórico pero no he podido bajarlas, en cuanto las publique les aviso.
En este momento salgo a la capital mundial del camote, Puebla, Puebla, para asistir al concierto de Judas Priest. Obviamente, tendrán la reseña exclusiva de ese magno evento.
