Deveras que nadie puede negar la cruz de su parroquia. Hace un par de semanas le solicite a un buen amigo campirano (de quien omito el nombre por seguridad social) que si me prestaba su camioneta para acarrear unas cosas, y amablemente me dijo que si. Pos cuando llegué por ella me di cudenta de que no era una camioneta, sino ¡UN CAMIONETO!
Me quedé sorprendido que la camioneta tuviera unos testículos como de toro, y cuando le pregunté a mi cuate que qué jaladas eran esas, me dijo que las cosas se parecen a su dueño, y que su vehículo eran tan machín como él.
La mera verdad ya no quise averiguar nada más, pero ahí les dejo esas fotos como constancia.
1 comentario:
jajaja esta buenisima esta nota! minimo borra las placas amigo!
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